-Buenos días, ciudadanos y ciudadanas.
-Buenos días, Juanma. Contestamos
al unísono Gloria y yo.
Juanma lleva una camiseta negra
con una fotografía de la Tierra a todo color y una leyenda que dice “Yo soy la Tierra y no soy del viento, bobo”.
Juanma se da cuenta de que me ha llamado la atención su camiseta y me pregunta:
-¿Te gusta la camiseta?
Mientras la estira, para que lea bien la
leyenda, una ráfaga de viento hace que de los árboles desciendan, con un suave
vaivén, hojas secas sobre Juanma y una de ellas se queda prendida de la
original vestimenta.
-Sí. Me gusta. Pero eso pasó ya
hace mucho tiempo, ¿no?
-Memoria, amigo mío, memoria. ¿Sabéis
cuántas vueltas da un electrón alrededor de su núcleo?
Juanma debe de estar impactado por algún documental de Discovery.
-No. Pero estoy segura de que tú
si lo sabes. Dice Gloria sorprendida por
la pregunta
-Exacto, 30.000 billones de
vueltas por segundo.
-Increíble. Nunca se me había
ocurrido pensar en las vueltas que da un electrón a su núcleo.
-¿Sabéis donde lo aprendí?
Si Juanma pregunta, la respuesta
no es la prevista. Por lo tanto le respondo con un breve:
-No.
-El jueves entré a desayunar en
el bar de mi calle y al entrar en el baño para lavarme las manos, ¡sorpresa!, allí
con buena letra, alguien se entretuvo en escribir: “¿sabes cuántas vueltas da un
electrón a su núcleo?” 30.000 billones por segundo.
Juanma ve que se acerca el
camarero y levanta la mano derecha con el signo de la victoria, que significa
dos cafés. Y la izquierda, levantando el índice, un zumo.
-Es un buen sustituto del simple:
“Tonto el que lo lea” o “Yo meé antes”.
-Desde luego, a mí me picó la
curiosidad. Cuando llegué a casa me puse a buscar información en libros, revistas, Internet. Vamos, ¡que me
remordió la conciencia!
-Si a los demás que entren al
baño les produce el mismo efecto que a ti, va a ser el primer baño que reciba
el Nobel por su contribución al conocimiento científico. Dice Gloria, que tiene
el lunes un examen de Ciencias Naturales.
-Desde luego. La pena es que al
bar de mi calle van pocos políticos.
-Ya sé que estamos en campaña
electoral pero el científico de cuarto de baño, el bar de tu calle y los
políticos, ¿cómo se conjugan? Le pregunto con curiosidad.
-Mirad, desde que tengo uso de
razón escucho constantemente que en España es necesario y urgente cambiar el
modelo productivo.
-Es cierto. Yo también estoy
cansado de oír la misma cantinela.
-Y ¿cómo se cambia el modelo productivo?
-Con investigación y desarrollo.
Con Ciencia.
-Esa es la clave, conciencia de
lo importante que es la Ciencia. Necesitamos científicos de primer nivel. ¿Y
con este sistema educativo actual podemos tenerlos? No. ¿Nuestro sistema es
capaz de producir científicos que aspiren al Nobel? No. ¿Tenemos grandes
centros de investigación? No.
-Tienes razón, Juanma. En el
colegio los maestros están más preocupados en repetir mil veces las cosas para
los que no estudian, que evitar que los que estudiamos nos aburramos en clase.
-Ahí está. Es un sistema que
tiende a igualar por abajo, tiende a la mediocridad. Mucha “titulitis”, muchos
idiomas, muchas leyes de educación, mucha integración, muchas becas, mucha subvención, mucho universitario, muchas
pamplinas y, ¿para qué? ¿Cuántos premios
Nobel en Ciencias ha dado España? Sólo dos en Medicina y hace más de cincuenta
años.
Reúnanse
políticos y políticas y de una vez por todas hagan una ley de educación
que aparte de preocuparse del fracaso escolar de los indolentes, se preocupe de
la excelencia, se preocupe de todos. Una
ley que al talento no lo disuelva. Una ley que de verdad haga que en España se
fomente la investigación, que nuestros investigadores no se tengan que ir. El sistema debe hacer que los talentos no
se pierdan, ni se vayan…
-¡Huy, Juanma, que van a decir
que eres un elitista!
- Papá, voy a leer el azucarillo porque
Juanma está lanzado como un electrón dando vueltas al núcleo.
“El Arte es yo; la
Ciencia es nosotros”.
- ¿Veis? Por eso es necesario
invertir en nosotros para que el futuro sea nuestro y mejor.
El suave viento se ha calmado. Unos gorriones picotean en el jardín
unas migas de pan que Gloria ha depositado cuidadosamente en el suelo. Ton los
observa sentado sobre sus patas traseras. Juanma mira la pantalla del ordenador
y dice:
-¿Y se entiende lo que he querido
decir?
Ton lanza un ladrido mirando la
copa de los árboles. Juanma le acaricia la cabeza.
-¡Venga hombre!, no te preocupes que somos muchos los que pensamos como tú.
¡Venga Juanma! Está claro, has hecho un buen mitin.
-¡Yo voto a Juanma!- dice Gloria
y Ton se une a nuestros ánimos con un alegre ladrido.
Entre las nubes surge un maravilloso
sol. Juanma no será nunca Presidente.
José Ayllón Rivas.