El problema de España no son los
separatistas. El problema es que, desde hace muchos años, siempre se ha
favorecido a los mismos y ahora son separatistas. Es lo que podemos considerar
un error estratégico. (Otro error más).
Los políticos españoles, en mayor
o menor grado, creen necesaria una reforma constitucional para conseguir que
los españoles encajemos mejor. Tienen razón, pero que no se acostumbren.
La pregunta es: ¿Por qué tienen
razón?
Tras las grandes manifestaciones que
se han producido este fin de semana a favor de una reforma electoral urgente, el lunes decidí ir al Mercadona. Mientras
permanecía en la cola, de una de las cajas (la caja es muy importante), pude ver
cómo no se hablaba de otra cosa.
“Yo creo que se deben convocar unas elecciones constituyentes”,
decía la señora que iba delante de mí con
un abrigo morado hasta los pies; el señor que estaba delante de ella, aportó su
granito de arena añadiendo: “Para
reformar el título 2 no hace falta cambiar la Constitución”, mientras se desabrochaba
un botón de su chaqueta. “Debemos ir a
una constitución federal”, dijo el muchacho de la mochila azul y, cuando
llegué a la caja, mientras pasaba mi compra por el lector, la cajera me comentó:
“Yo creo que con darle unos retoques a la
del 78, podría servirnos 40 años más”. En ese preciso momento comprendí que
la primera preocupación de los españoles es la reforma constitucional.
Debo reconocer que nuestros
políticos tienen razón, que es un clamor de la calle el desahucio de la pobre y
torpe Constitución del 78. No sé si aprovecharán el cambio constitucional para
hacer una ley sobre los requisitos que debe reunir un ciudadano o ciudadana
para poder dedicarse a la política. Por ejemplo, no carecer de sentido común.
¡Uf!, demasiado revolucionario. Me he pasado.
Está claro que tendremos que
esperar unos años para la deseada reforma. Conviene no olvidar a Fernando VII
“el Deseado”.
Yo, que todavía busco mi perdida
fe en los políticos, pensé: “Virgencita que me quede como estoy”.
José Ayllón Rivas
Buscar que cambien la Constitución. No hay por qué cambiarla toda solo cambien leyes que se han quedado obsoletas y al dia de hoy no sirven para nada. Orea cosa es que se cumplan las leyes a rajatabla, creo que eso sólo beneficia a unos pocos.El que hizo la ley hizo la trampa. Un abrazo amigo.
ResponderEliminar¡¡Feliz Navidad!!
Si la ley no se cumple, no es necesaria. Un abrazo.
EliminarHola, el cambio de la susodicha solo viene a cuento de adecuar fiscalmente a Cataluña con las prebendas que gozan vascuences y navarros. Si son naciones y requieren otro trato fiscal, supongo que el resto del territorio español constituiremos otra nación con los mismos beneficios que promulgan y quieren les sean concedidos a las anteriores mencionadas. Por la igualdad de las nacionalidades, luchemos hasta el ultimo euro. Por los fueros castellanos, andaluces, extremeños y demás regiones de la nación medio española, hasta la igualdad impositiva de las nacionalidades peninsulares. Por la unión de Portugal, referéndum ya. Básicamente son parte de mis postulados, tengo mas y si no les gustan puedo cambiarlos. Un abrazo.
ResponderEliminarNo hace falta que los cambies, son buenos. Si vamos a retroceder a la Edad Media para organizarnos ahora es justo pensar que algo falla. Yo empiezo a sospechar que la democracia no es el gobierno del pueblo; parece que, más bien, sea el cachondeo de unos pocos.
EliminarUn abrazo.
Si, es sospechoso que se reclamen derechos en base a tiempos en los que las diferencias territoriales eran mas grandes y los señoríos y reinados con sus aristócratas de la corte subyugaban a la plebe o gente como se dice ahora. La democracia no puede ser representativa cuando unos territorios consiguen mas diputados con votos en sus circunscripciones, mientras otros partidos con representación en todo el estado obtiene 3, 4 veces mas votos en un caso y en otro 10 veces mas; y la representatividad en el congreso y senado es un tercio o un cuarto menor de congresistas o senadores. Y nos lo comemos con patatas. Un abrazo.
ResponderEliminarEs cierto, todavía tenemos muchas cosas que arreglar o estropearlas más, que también puede ser. En el valor del voto, como en casi todo, también hay diferencias. Un abrazo.
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