Ya terminó la “emoción de censura”. La Cámara de Diputados y Diputadas reventó de aplausos, al firme ritmo de ovación por párrafo. Aplaudir.
En mi inocencia creí que, por fin, me iba a enterar del proyecto que para España tiene Podemos. Durante dos horas escuché pacientemente a la diputada Montero recordándonos lo que todos sabemos: el PP es el partido de la corrupción. Su misión en el debate era justificar la moción de censura y lo consiguió. Pero nos aburrió hasta el punto que empezamos a tener la sensación de que estaba exagerando un poco. Después intervino el señor Rajoy con su estilo habitual (ni sí, ni no).
May se quedó dormida antes de que la señora Montero terminara su arenga.
Cuando subió el candidato a la tribuna, aumentó mi interés. Esperaba oír las grandes soluciones que para la economía española tiene Podemos. Cómo se pueden crear 800.000 empleos de calidad al año. Pero no lo oí.
Esperaba que Iglesias explicara la España del futuro, la España del siglo XXI. Pero no lo explicó. Y me pregunté: ¿se imaginará el candidato el futuro sin España?
Continuó con la corrupción y su solución. Buena música, pero sin letra. Por lo visto confía poco en la capacidad de los ciudadanos para comprender cosas sencillas. Sr. Iglesias, una Ley de un folio o dos, sencillita, clarita, redactada en un español sin ambigüedades, sin posibilidad de interpretación y que se aplique sin titubeos a todos, incluso a los miembros y miembras de Podemos. Por ejemplo, la malversación de un solo euro público supondrá el cese inmediato del responsable y la inhabilitación de 30 años para ejercer cargo público. ¡Es fácil!
Después dijo lo que muchos españoles querían oír: Iba a quitarles el dinero a los ricos para repartirlo a los pobres. De todos es conocida su afición al cine y a las series, pero no dejó claro quiénes son los ricos y quiénes los pobres.
Para el profesor universitario, los españoles tenemos dificultad para comprender las cuestiones económicas sencillas. Como si tengo 10 y gasto 100 debo 90. Y tampoco tiene claro qué significa “deber”. Para él la palabra deber solo tiene sentido en la siguiente frase: debo ser el próximo Presidente del Gobierno. Yo lo veo algo “inmaduro”, que es más que maduro y más peligroso.
De momento, Sánchez lo ha llamado para ir a “la Tuerka”. Claro que las tuercas giran a la derecha. Al final, todos “casta”.
May sigue durmiendo; como no es europea…
Ayllón.
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