sábado, 30 de julio de 2016

Persiguiendo. Versos sueltos.






Persiguiendo. Versos sueltos.

Me gusta el silencio de la plaza.
Cuando los niños juegan.
Cuando los perros ladran.
Cuando las golondrinas vuelan.

Cuando el sol enrojece,
Cuando las campanas suenan.
Cuando el rosal florece,
Cuando los pasos se alejan.

Cuando viajo al pasado.
Cuando vuelvo del olvido.
Por sendas nunca pisadas.
Por caminos sin sentido.

Por retorcidas veredas,
persiguiendo y perseguido.
Y al final, me encuentro,
tras el silencio perdido.



Ayllón.

viernes, 22 de julio de 2016

Suspicacia. ¿Terceras elecciones?






Suspicacia. ¿Terceras elecciones?

El Sr. Sánchez sigue sin entender que los españoles le han dicho dos veces no. No sé qué parte del no le confunde. En aritmética parlamentaria no progresa adecuadamente, porque a su incapacidad para sumar y restar se le une no comprender que para ser el primer partido de la oposición debe haber un gobierno al que oponerse.
Es evidente que si el PSOE vota no, no habrá Gobierno pero habrá oposición y eso tiene su mérito.
Los ciudadanos con su voto han dado un mensaje a los políticos: “a negociar”. Lo dieron el 20-D y el 26-J, y si analizamos la situación económica el próximo Gobierno tiene una papeleta difícil, vamos, como el del chiste, “pasa tú que a mí me da la risa”.
Sr. Sánchez yo no lo voté a usted, ni al ciudadano Rajoy, por motivos parecidos, aunque a usted le debo añadir que su noción de España es demasiado variable según las coordenadas donde se encuentre. Soy demócrata, luego soy republicano; es una contradicción que en un estado democrático la Jefatura del mismo sea hereditaria. Pero, Sr. Sánchez, la “república de encaje” que usted propone es la mejor forma para conseguir que los republicanos aplaudamos a Felipe VI.
España necesita un Gobierno, aunque empezamos a pensar que ¿para qué?
España necesita reformas, y el Sr. Rajoy lo necesita a usted para hacerlas. ¿Qué es lo que no comprende de la situación?
Pues nada, otras elecciones para noviembre. Su afición a hacer Historia va a terminar con la Historia del PSOE, una forma como otra cualquiera de entrar en los libros de Historia. Le adelanto el resultado: PP consigue más votos y usted menos. Y yo, visto lo visto, a pesar de que no me gusta dar consejos, a usted por unos motivos y al Sr. Rajoy por otros, les agradecería que optasen por reinventarse, como todo el mundo.
Como soy optimista, confío en que “el sentido común” visite el Parlamento.
Resumiendo, que a ustedes el bien común les importa un pimiento. Ustedes están interesados en lo que dicen que no lo están, en el poder que siempre se puede cambiar por…
Exacto, euros.
¿Qué a quién voté? De eso hablaremos otro día.


José Ayllón Rivas.

miércoles, 13 de julio de 2016

Suspicacia. Mucho miedo.






Suspicacia. Mucho miedo.

Insignes politólogos deducen científicamente, tras añadir múltiples variables en complicados programas informáticos del CER, que el millón de votos perdidos por Podemos, no son votos perdidos son votos de votantes que procrastinaron. ¡Increíble, menudo análisis!

Lo importante es que, después de la fase populista, el Sr. Iglesias se ha encuadrado en el viejo sistema de castas, y lo justifica hipócritamente diciendo que no asaltaron el cielo por el miedo que producían (ellos) en los españoles (que no lo votaron). Es decir, se incorpora a la vieja y denostada política para  asaltar el cielo (un buen sillón) sin dar miedo.  ¡Cándido!

Yo, como tengo más de 50 años, no lo voté, pero no por miedo, no lo voté porque debido a mi edad soy un demócrata progresista y no un releído comunista desubicado, y no quiero volver a contar en pesetas, a las que ni añoro ni echo de menos, por mucho que eso aumentase la exportación, y la pobreza en España. Me fastidia ir para atrás. Por mi edad, me gusta mirar hacia adelante.

No lo voté, porque un discurso populista lo hace cualquiera; no es necesario ser profesor de universidad ni graduado en la ESO. El más tonto de mi calle lo haría, incluso lo mejoraría.

No lo voté, porque como el compañero Pablo reconoce, el cielo no se toma por asalto (vaya descubrimiento) y, sobre todo, a mí me da igual que Pablo tome el cielo o el infierno, no pienso ir a ninguno de los dos sitios y menos si está él.

No lo voté, ni lo votaré porque a pesar de mi edad sigo pensando en el futuro. Y el futuro que me pinta el Sr. Iglesias y sus círculos es un futuro de agradecidos. Y no quiero agradecer nada a nadie, ni al Sr. Iglesias.

¿Que si estoy en contra de la corrupción? Más que el Sr. Iglesias.

¿Que a quién voté? De eso hablaremos otro día…


José Ayllón Rivas.