Llegamos a la vez a la cafetería y nos sentamos en la mesa de
siempre. El camarero estaba en la terraza y nada más vernos nos saludó con un
gesto de la mano y se dirigió a la barra. Está claro que sabe lo que queremos. A
los pocos minutos teníamos sobre la mesa nuestros cafés.
Juanma busco en la cestita de azucarillos y eligió uno.
Sacó su paquete de tabaco, encendió un cigarrillo y lo dejó
sobre el cenicero. A continuación leyó muy lentamente:
“Para
que los periódicos puedan ser interesantes, es menester que no se les ponga
trabas”.
Federico II el Grande, rey de Prusia.
Juanma inevitablemente tenía que ponerle alguna pega a
Federico y añadió:
-Ni subvenciones. ¿Estás de acuerdo, compañero? Me preguntó.
Pero antes que pudiera contestarle repitió:
-Ni una, ni media subvención, ni subvención encubierta, ni
nada.
Da lo mismo si estoy de acuerdo o no. Juanma espera que le
diga que sí. Así que se lo digo porque estoy de acuerdo.
-Sí, la libertad unas veces se consigue con la fuerza y otras
se pierde cuando llega el dinero del cielo.
La temperatura ha bajado y el otoño parece dispuesto a
demostrar que sigue ahí en su sitio. ¡Bienvenido!, aunque podía haber venido
antes.
Asi es ni de un lado ni del otro, pero no es el caso de ninguno de los periodicos creo que en todo el mundo, siempre hay una intención de la cual se pueden sacar réditos.
ResponderEliminarEs una pena seria muy importante contar con una prensa libre de cualquier traba. Gracias D. Fernando por su comentario. Un saludo.
EliminarQuién paga manda. Así que las subvenciones del Estado y los créditos de la banca dirigen el pensamiento y la ideología de cualquier grupo monopolista o corporativista y por tanto, lo que llega a la opinión pública. Muy de acuerdo con Juanma y con el anfitrión.
ResponderEliminarBesos
La libertad siempre es costosa.
EliminarUn beso.