Juanma, pidió al
camarero lo de siempre, pero con una pequeña modificación en su café: quería
dos azucarillos. El camarero le sonrió, como si supiera el motivo.
-Entendido, señor.
Y se marchó diligente.
Diligente y eficaz, porque a los tres minutos nuestros cafés humeantes estaban
sobre la mesa, acompañados de una cestita llena de azucarillos.
-Señor, así podrá elegir
el azucarillo que más le guste. Dijo el camarero y se marchó.
Juanma sonrió, cerró los
ojos, y cogió un azucarillo de la cesta como si de un sorteo se tratara.
Después leyó satisfecho. Pensé que el azucarillo daría juego.
“El
mejor sistema de gobierno se establece cuando un partido gobierna, y el otro
está alerta.”
Thomas Brackett Reed.
-Ya ves, amigo José,
nosotros no tendremos nunca un buen sistema de gobierno.
-¡Hombre!, tan poco es necesario aumentar el número de pesimistas. Le
dije.
-No lo tendremos nunca, repito, no lo tendremos nunca. Aquí o los dos
son amigos y ya sabemos lo que pasa, o son enemigos y nos montan una guerra
civil.
Juanma se ha levantado hoy de mal humor, pensé yo. Está claro.
¡Vamos hombre!, tómate el café, que el próximo azucarillo lo escojo yo.
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