Nuestros políticos tienen la palabra.
Hoy, cuando el Sr. Pujol daba
lecciones magistrales.
Las palabras no se las
lleva el viento. Las palabras permanecen en nuestra memoria o en el papel, que
es un lugar excelente. Por lo tanto, cuando mi memoria recuerda al Sr Pujol en
el Parlamento con sus discursos tan ajustados al sentido común, con palabras
sabiamente escogidas, con esa capacidad para exponer una situación con total
claridad; en fin, ese Pujol estadista que hacía cabecear a los demás diputados
con sentimiento y asentimiento, con esos discursos en que derrochaba su inmensa
sinceridad. Cuando todo eso viene a mi memoria, me acuerdo de los papeles.
Aquí tenemos unas
breves palabras del Sr. Pujol, rescatadas del papel.
Julio de 1977. Congreso de los Diputados.
“… La autonomía no debe ser algo vagamente descentralizador
administrativo, sino un auténtico reconocimiento de la realidad cultural y
lingüística, de la realidad de conciencia histórica y de la realidad de
voluntad actual de ser de Cataluña como entidad diferenciada, ese
reconocimiento va a encontrar dificultades; reconocimiento que –quiero
subrayarlo- queremos que se produzca en el seno de una España democrática…”
“Por ello quiero declarar que nuestra posición no va a ser la de pedir
privilegios en nada, sino sólo el reconocimiento de nuestra personalidad
colectiva, lingüística, cultural, de conciencia histórica y de voluntad de
mantener y actualizar integrada en el conjunto español una personalidad
diferenciada. Todo ello sin rechazar nuestras responsabilidades de todo tipo a
escala española y sin dimitir de nuestra voluntad de ser protagonistas de la
política española.”
“… la cuestión catalana y, en general, la cuestión de la
nacionalidades, vista como lo que es, es decir, como una eficaz, sólida y
fraternal articulación de los diversos pueblos de España y no como un factor de
disgregación…”
Lo dicho, todo sinceridad.
Le faltó aquello de...
“¡Fuerza y Honor!”.
Los representantes del pueblo español dormitaban mientras tanto confiados, parece ser, en el sentido común del honorable. Hoy confían en otro honorable... o no. El exceso de confianza es muy abundante. La responsabilidad menos.
Los representantes del pueblo español dormitaban mientras tanto confiados, parece ser, en el sentido común del honorable. Hoy confían en otro honorable... o no. El exceso de confianza es muy abundante. La responsabilidad menos.
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